El Triatlón:
Que el Triatlón Internacional de Lisboa sea quizá uno de los mejores escenarios donde debutar en la media distancia no es del todo casual. Además a todos aquellos que les gusta sacar partido a su cabra también suelen darse cita en este triatlón. Y al lado de casa, una opción rápida, cómoda y cercana.
Se desarrolla en el Parque de las Naciones, antigua sede de la Expo del 98 y tiene la salida en Doca dos Olivais, el lago artificial del más grande Oceanográfico de toda Europa. Es nadar en el mar sin olas, aunque los golpes son los mismos. Son dos vueltas en el sentido del reloj.
El ciclismo parte del mismo pabellón que hay frente al Oceanográfico y del Centro Comercial Vasco de Gama para llevarnos a la autopista IC-2. Un recorrido a cuatro vueltas prácticamente llano, salvo el kilómetro y medio final antes de realizar el giro de vuelta, donde está la única rampa del trazado. Aún así la media suele ser muy alta.
El asfalto está en muy buen estado y apenas se ven pinchazos. Además como se dispone de al menos dos carriles para cada sentido de la marcha, es difícil (o muy evidente) caer en el drafting. Al menos este año fue muy limpio.
La
carrera vuelve al único box de nuevo para llevarnos a un recorrido totalmente llano, con zonas de tierra dura y pasearnos por el Parque de las Naciones, a orillas de la ria que forma el Tajo, llegando a correr sobre una pasarela por encima del mar. De nuevo cuatro vueltas.
La organización del evento tiene ya suficiente experiencia, por lo que lo que ahora resalto, o critico,
site ray ban, me consta que no les pillará de sorpresa:
El precio, es elevado. Lo saben y se arriesgan a una menor participación, pero son sabedores de que los neófitos tienen en su triatlón una baza muy segura para debutar. Tampoco está acorde con lo que se recibe a cambio, que es poco, aunque no se puede decir que malo. Choca que a estas alturas carezcan de algo tan necesario como un guardarropa. Los boxes mejor bajo techo en el pabellón que, como este año, al descubierto. ¡Y les llovió! No creo que repitan esta experiencia. Respecto a avituallamientos líquidos y sólidos suele ser generosa. En meta, la carpa de este año llegó a ser angustiosa, pero me temo que fue debido a las inclemencias del tiempo, que no permitieron nada al descubierto.
Mi triatlón:
En Noviembre, cuando me apunté, me hacia verdadera ilusión volver al lugar de mi debut, volver a vivir aquellas sensaciones, pero esta vez con mas experiencia y tratar de mejorar. Según se acercaba el momento, esa ilusión de difuminaba hasta casi desaparecer. ¿Por qué? Sencillo: miedo escénico. No a este, sino a cualquiera que fuese la cita. Y siempre pasa, cuando llega la hora de la verdad siempre aparece el mismo pensamiento: ¿Qué coño hago yo aquí? ¿Para qué esto?
Yo aún así tenía cierta ilusión en ver debutar a dos amigos arrastrados en parte por mi culpa y en parte porque ya estaban destinados a hacer triatlón de media o larga distancia. Y ese fue mi aliciente.
La mañana salió como ya anunciaban los pronósticos del tiempo: lluviosa, con ligero viento y temperatura agradable. El caso es que el despliegue de ropa en boxes era de risa: Top, maillot corto, maillot largo, dos pares de calcetines, gorra, gafas. Si llevo maillot corto, ¿Necesitaré manguitos? ¿Si el top va mojado, tendré frio en la bici? Y eso conlleva a unas transiciones muy largas, sabiendo que cuando sales atontado del agua te pones lo primero que encuentras.
Recordaba el agua mas fría, pero no, estaba perfecta para competir. Y al bocinazo los golpes fueron al unísono. Todos en punta de flecha hacia la primera boya. Esto de querer nadar según los test de la piscina no mola. Mejor cuando nadaba peor aún de lo que ahora hago y en los puestos traseros iba más tranquilo. Aún así consigo una marcha regular que me lleva a recortar dos minutos y medio el registro de entonces. Está bien, pero quizá es lo que peor regusto me ha dejado.
La bici se me pasó rápido. Anduve acoplado mas tiempo que nunca. Pensaba en mis dos amigos, en Pilar que esperaba para hacer la foto del año, en mis lumbares siempre quejándose de la postura, en lo absurdo de esta situación, en lo que sacrificas para estar ahí y lo feliz que me siento pese a todo. Así pasaron cuatro vueltas. Limpias, perfectas. Ahora viene la parte que más me gustaba cuando del atletismo popular me pasé al triatlón y la que más miedo me da ahora, por lo inverosímil de cada cita. A ver que toca esta vez.
De nuevo a cambiar el top empapado y los calcetines y tocó salir con un dolor de cuádriceps tremendo, que se fué languideciendo con los kilómetros, la primera vuelta tuve un par de amagos en el isquiotibial derecho y al parar a un lado para aflojar la vejiga, realicé un par de estirajones, que no estiramientos, que me sirvieron para paliar esas molestias. Así la segunda y tercera vuelta me salió de miedo. Me recreaba en todo a mi alrededor: los corredores, sus caras, sus posturas, su cadencia, su estilo y me comparaba con ellos. También en el ambiente, los acompañantes y familiares. Como aconseja Dani, sonreí a todo Cristo: niños que chocaban sus manos con las mias, voluntarios que te ofrecían agua, naranjas, pepsi o caviar iraní. Bromeé con algunos animando yo a los espectadores, corriendo como si fuese Wendy Ingraham en la famosa llegada del IM de Hawaii… Disfruté los dos últimos kilómetros como si nunca mas fuese a correr ningún otro.
Y en meta me emocioné al ver las caras de mis dos amigos que llegaron diez y doce minutos mas tarde que yo. Me emocioné al abrazarnos los tres. Y ahora pienso en como será cuando Pilar cruce la meta de su primer media o larga distancia. Lo mismo me tienen que atender por un colapso.
Adiós Lisboa. Creo que serás el único lugar donde soy capaz de bajar de las 5 horas.
Antonio Torres
156 general / 37 categoría.
Natación 34:45 /04:19 T1 / Ciclismo 2:38:45 / 03:03 T2 /
Carrera 01:37:12 / 04:58:06 Total
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